La escuela de Ianakazo: pasos hacia una educación de calidad en Madagascar

“Estamos en la frontera de la frontera”. Esta es una de las frases que más repite Jean Guy Tahina sj, director de Fe y Alegría Madagascar, cuando describe su contexto, las aldeas del interior de Madagascar en las que la Compañía de Jesús y Fe y Alegría acompañan parroquias y comunidades educativas desde hace décadas. Es una expresión sencilla pero cargada de significado, que refleja lo alejadas, aisladas y olvidadas que están muchas de las comunidades y el gran esfuerzo que supone para ellas lo que en otras partes del mundo es un derecho básico: ejercer el derecho a la educación.

Uno de esos lugares es Ianakazo, una pequeña aldea cercana a Solila, ubicada en el interior de Madagascar. Allí, el acompañamiento de Fe y Alegría a la comunidad educativa lleva años enfrentándose a retos constantes: caminos casi intransitables, falta de servicios básicos, dificultades para contratar personas que se desplacen a esa zona y recursos logísticos limitados.

Hasta hace poco, Ianakazo contaba con una modesta escuela de educación preescolar y primaria. En 2023, disponía únicamente de dos pequeños edificios construidos con técnicas tradicionales: adobe, madera y un tejado de chapa y paja. Las aulas eran oscuras, estrechas y estaban mal ventiladas, con apenas luz natural. Las condiciones no solo dificultaban el aprendizaje, sino que afectaban profundamente la motivación y el bienestar de toda la comunidad escolar. Solo acudir y permanecer en la escuela ya era, en sí mismo, un logro diario para niños y niñas.

En este tiempo el trabajo de FyA Madagascar para mejorar la infraestructura ha sido constante. Para ello, no solo ha acompañado a la escuela, sino también a toda la población de la aldea. Este proceso tiene un valor añadido importante, la implicación directa de la comunidad: madres, padres e incluso los propios estudiantes han aportado lo que podían—principalmente su tiempo y sus manos—para colaborar en la construcción de las nuevas aulas. Son conscientes de que esta es su escuela, y que cuidarla y mantenerla es responsabilidad de la comunidad. 

Al fin, el pasado 15 de junio de 2025 fue un día especial: se inauguró el nuevo edificio de la escuela de primaria de Ianakazo. Un espacio sencillo pero digno, con tres aulas construidas con materiales resistentes, luminosas, ventiladas y adaptadas a las condiciones del entorno. Este es un pequeño pero fundamental paso para ofrecer a niños y niñas un ambiente más seguro, acogedor y estimulante en el que aprender.

Según el director de FyA Madagascar, «este edificio no es simplemente una construcción de ladrillo y cemento. Es un símbolo de esperanza. Ningún niño debería verse privado de educación. Eduquemos a nuestros niños, porque esa es la única vía hacia un verdadero desarrollo.”

Sabemos bien que la calidad educativa no depende únicamente de la infraestructura, pero contar con un espacio digno es, sin duda, un primer paso imprescindible. Por eso, junto a esta mejora, Fe y Alegría Madagascar continúa trabajando con los principales actores educativos como docentes, directores/as, alumnado y familias, con el compromiso de seguir avanzando en la mejora de la calidad y en la transformación social. No solo en Ianakazo, sino también en otras seis aldeas de la zona.

La alegría y la emoción vividas durante la inauguración fueron enormes, al igual que el compromiso de la comunidad por mantener viva esta escuela. Hoy, Ianakazo es un símbolo de esperanza renovada y un ejemplo claro de que, aunque el camino sea largo, Fe y Alegría sigue estando donde más se necesita: al lado de las comunidades excluidas y olvidadas.

 

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