UN DÍA INOLVIDABLE (para la participación ciudadana)

Sí.
Todavía hay espacios en nuestros entornos cercanos que se alejan de las dinámicas capitalistas y de consumo. Hay personas que siguen encendiéndose pensando que un mundo mejor es posible y que ponen sus mejores recursos para que esta intuición se haga realidad.

El sábado pasado, algunxs voluntarixs de la delegación de Madrid (tanto locales como post-volpas y volpas en formación) hemos salido de nuestra sede local (Casa S. Ignacio) para ir a conocer iniciativas del barrio de la Ventilla que fomentan la participación ciudadana.

Visitamos el supermercado cooperativo de La Osa, que promueve un consumo ético, sostenible y a Km0.

Da acceso a una alimentación más sana y sostenible a cambio de la participación de sus cooperativistas en las tareas del supermercado, que es autogestionado. La Osa nos ofrece una perspectiva de cambio desde la esfera personal, en nuestro poder como consumidores y consumidoras.

 

Después pusimos rumbo a «Refood, aprovechar para alimentar» una ONG que lucha contra el desperdicio alimentario recogiendo excedentes de locales y colegios mayores para hacer entrega de ello a familias vulnerables, a las que dan seguimiento y apoyan hasta que dejen de necesitarlo. Esta labor se lleva a cabo gracias al apoyo de personas voluntarias: desde la preparación y recogida de alimentos, categorización, hasta la propia entrega.
Participar en la mejora de nuestra sociedad como voluntarixs (y bien lo sabemos en Entreculturas) es comprometerse con el cuidado de lo que consideramos importante. La acción no sólo significa coherencia con nuestros valores, sino también lucha contra un sistema que quiere volvernos cada vez más aisladxs e individualistas.

El tercer espacio que visitamos fue el Huerto vecinal.
Normalmente, cuando pensamos en huerto comunitario nos imaginamos bancales de usufructo personal para la autoproducción. El huerto de Ventilla es más peculiar.
Lo lleva la asociación de vecinxs de Ventilla-Almenara y está pensado para ser un espacio (político diría yo) contra la gentrificación y para el favorecimiento de las redes vecinales.
Hay arboles frutales, plantas decorativas y algún vegetal de consumo alimentario, pero las personas implicadas en el proyecto no lo conciben como un recurso de producción. De hecho todxs cuidan del jardín entero, no sólo de su parcela personal.
Una perspectiva muy interesante en el contexto actual, en el que es más fácil polarizarnos y evitar el diálogo, mientras cada vez más personas se sienten solas y asiladas.

Este paseo entraba dentro de la última sesión del taller Fronteras, que un grupo de 30 personas vinculadas y externas a Entreculturas han realizado de forma presencial entre los meses de febrero, marzo y abril.

Un inspirador David Alonso (gracias y enhorabuena, David!) enmarcaba el día invitándonos a nombrar esos espacios sociales fuera de las dinámicas capitalistas que debemos reivindicar y cuidar, porque nos alimentan como animales sociales que somos.

Como queríamos aprovechar la tarde para cerrar y hacer una evaluación del taller completo, invitamos a todxs lxs participantes a traer algún plato para compartir. Fue un momento muy festivo en el que pudimos conocernos de una manera más informal (por supuesto, la comida que sobró se fue directa a las neveras de Refood).

Después de las dinámicas de escucha y compartir de la tarde, creo que más de unas nos fuimos a casa enriquecidas, preguntándonos cuál será el granito de arena que podemos aportar para hacer la diferencia, felices por comprobar que hay muchos espacios (aunque pasen más desapercibidos) que hacen de este mundo un lugar más amigable y con la intención de mapear nuestros barrios para conocerlos.

 

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