Después de muchos meses de distancia física (y cercanía por medios virtuales), por fin estamos volviendo al terreno, a visitar los proyectos, a encontrarnos con nuestros socios y las realidades que dan sentido a nuestro trabajo.
He tenido la ocasión de pasar dos semanas en México, volviendo a lugares conocidos, pero muy cambiados después de casi dos años COVID-19 por medio, Tapachula y Chilón en Chiapas; y lugares nuevos, Ciudad Juárez, donde la realidad de injusticia y vulneración de derechos de migrantes han llevado a ampliar la presencia a nuestros socios: Servicio Jesuita a Migrantes y a Refugiados de México.
Han sido dos semanas muy intensas, tanto que ver, tanto que conversar- Reencontrarme con compañeros conocidos, conocer nuevas personas incorporadas a la misión junto a nuestros socios, también desear buena suerte a personas que asumen nuevos desafíos y no siguen trabajando en las obras.
Muchos cambios en este tiempo; la pandemia ha dejado muchas huellas: plantea dificultades inesperadas a la producción y sobre todo a la comercialización de las empresas solidarias de Chiapas. Ha sido motivo de nuevos y aún más graves obstáculos para las personas en situación de movilidad, que ven aún más difícil alcanzar la protección que necesitan de forma urgente y siguen viendo sus derechos más elementales: seguridad, alimentación, acceso a educación… vulnerados.
Pero conforta ver a nuestros socios, Yomol A `Tel, Fundación Loyola, Fomento Cultural y Educativo, Servicio Jesuita a Migrantes, Servicio Jesuita a Refugiados… reinventándose, atentos a los cambios que se dan en su realidad, para responder sirviendo con eficacia a los que más lo necesitan.
Vengo algo cansado, preocupado por muchas de las realidades visitadas, pero también con las pilas cargadas y contento por reencontrar el sentido de todo lo que hacemos después de tantos meses tan complicados que hemos pasado; y pensando ya en nuevos retos, nuevos viajes, ahora que se puede de nuevo, y con ganas de cambiarlo todo!!!!!
