Rafael, un sacerdote comboniano, fue a la estación de autobuses de Granada a recoger a un amigo y vió, con sorpresa, a un grupo de 19 inmigrantes subsaharianos, todos vestidos igual, sin nada de equipaje, sin dinero, muertos de frío y sin saber ni una palabra de español.
Este grupo había llegado en barco hasta Almería, allí la policía los trasladó hasta la estación de autobuses de Granada y, tras decirles que una ONG vendría a por ellos, los dejó abandonados. Ni sabían donde ir, ni sabían que hacer… Allí estaban combatiendo el frío caminando y abrazados los unos a los otros.
Rafael, un hombre grande, muy grande, ni se lo pensó. Se los llevó a su casa, donde vive con otros tres compañeros combonianos, uno de ellos con 80 años. Y allí están. Y allí seguirán mientras les haga falta. Ya sólo hay doce, siete han encontrado donde ir.
Desde Granada exigimos a este gobierno que trate a las personas con la humanidad y el respeto que requieren, sean negros o blancos, ricos o pobres, hombres o mujeres, posean o no documentos…
La gente de Entreculturas y de CVX los acompañamos con una cena festiva que nos hizo revivir la Navidad.
Que seamos hombres y mujeres de luz