«Es tiempo de agradecer y cerrar una intensa e inmensa etapa de 5 años como delegado (o como contramaestre de una delegación magnífica con el apoyo implacable de María José). Es hora de volver a militar y seguir empujando en segunda línea. Es el momento de seguir anhelando lo inédito para hacerlo viable… Si las palabras más bellas como ternura, solidaridad y delicadeza, por fin, nos definieran entonces y solo entonces callaríamos.
Entretanto, ha sido un gusto y un privilegio compartir tanto y tantas cosas con todos y todas ustedes. Y, por eso, en vez de decir mereció la pena, diré que valió la alegría de compartir una fe inquebrantable por un mundo mejor. Un fuerte abrazo a todo el mundo». Son las palabras con las que Íñigo se quiere despedir tras este lustro de entrega gratuita y siempre lúcida al proyecto de Entreculturas en la capital de Galicia.
La pasada semana, junto a las otras delegadas gallegas, tuvimos una buena disculpa para vernos y con gran alegría darle las gracias por este tiempo. Por fortuna, seguirá con nosotros como voluntario.
¡Mil gracias!