FyA camina en Guinea Conakry

Normalmente cuando viajas a un país, sobretodo cuando lo haces la primera vez, descargas toda la información posible del país que luego intentas asimilar rápidamente durante las largas horas de vuelo. Así hice preparando mi viaje a Guinea Conakry: informes del PNUD, algún documento sobre su historia, algo de derechos humanos, y algún informe de algún proyecto que habíamos tenido hace más de diez años con el JRS y, como no, los proyectos que Etienne Mborong, delegado para FyA aquí y gran amigo de Entreculturas, nos ha ido enviando en los últimos meses. No era la primera vez que me acercaba en los papeles a esta realidad, pero durante los viajes estas lecturas son muy útiles ya que después pisas terreno y el negro se asienta bien sobre el papel en blanco. Y como tampoco fue sorpresa, los datos y los informes, me llevan a un país que vive en la pobreza: puesto 175 en el índice de Desarrollo Humano; también muy abajo en PIB per capita, unos 2.200 USD/persona al año, que seguramente sale en casi su totalidad en los barcos repletos de bauxita (aluminio) que parten de puerto de Conakry hacia todos los polos de desarrollo del mundo; toda clase de datos sobre un sistema educativo fallido donde lo público no funciona y el mercado privado completa un sistema basado en la baja calidad; y un sistema de salud que en estos años ha estado en todos los medios de comunicación del mundo debido al terrible brote de Ebola que causo la muerte de más de 11.000 personas. Estas cifras y porcentajes que llenan ya unos papeles desordenados, se adornan de las interesantes conversaciones con un gran compañero de viajes, Mateo Aguirre, que fundó el JRS en la región de África del Oeste desde este país y que ahora, diez años después, hace memoria con gran precisión y con una enorme sonrisa que delata momentos de gran felicidad. Primera parada en Nouackhott y primera sorpresa de un viaje que promete estar lleno de ellas: el piloto nos sorprende con la frase «no hay grupo electrógeno para arrancar el motor del avión, estamos buscando otras posibilidades»… surrealismo y un aviso a la paciencia que nos va a demandar este viaje, pero finalmente el avión despega y llegamos a Conakry donde nos esperan Carlos Fritzen, Coordinador de la Federación Internacional de FyA; Mathieu Ndombi, delegado del Provincial de África Occidental y Etienne Mborong

El objetivo del viaje es conocer las potencialidades del desarrollo de FyA en el país, y ver cuál puede ser el acompañamiento desde la Federación Internacional y desde Entreculturas. La Compañía lleva ya dos años haciendo este camino, instalándose en el país y poco a poco construyendo un proyecto educativo que mira a FyA como la mejor opción para conseguir una educación de calidad allí «donde acaba el asfalto»…

E iniciamos camino hacia Nzérékoré, 26 horas de coche, en los que el asfalto se convierte en tierra, y desde la sábana a una selva densa y verde, y disfrutando de una áfrica sencilla, de pueblos de colores infinitos, de olores intensos, de la llamada al rezo del muecín, de muchedumbre en los mercados y de niños alegres que nos miran con grandes ojos negros. El futuro de África llena nuestras largas conversaciones: «necesitamos jóvenes formados, son el futuro, y necesitemos una buena educación que llene de esperanza este futuro», «la única opción es migrar, tenemos que cambiar esto y ofrecer alternativas para el desarrollo del país», «contemos con las mujeres, con las niñas, corremos el riesgo de silenciar al 50 % de la población»… La Land Cruisier continua a ritmo de «salsa», dormitamos y, de repente, despertamos recordando una batallita de Mateo en la época del JRS, recordamos viejos amigos, debatimos del proyecto de FyA, y poco a poco vamos afianzando este pequeño grupo que con ojos diversos mira ese potencial de FyA.

Finalmente llegamos a nuestro destino, cansados, pero a la vez con ganas de ver todo lo que Etienne nos ha ido contando y con ganas de visitar a las comunidades. Vemos las actividades que ya se han comenzado en la lógica de FyA en el pueblo de Samoe, un pequeño colegio que atiende a unos 100 alumnos y que poco a poco quiere crecer y convertirse en un colegio de referencia para la región, que no solo piense en sus alumnos, sino que ayude a la mejora de la calidad educativa en las escuelas primarias de la región, a la vez que desarrolla actividades de desarrollo comunitario. El potencial es claro. La calidad de la educación es muy bajo, e incluso se ve un elevado número de niños que no están escolarizados. Aquí hay misión para al menos 50 años de FyA!! No hay duda!

La comunidad nos acoge con los brazos abiertos, nos hace parte de la propia comunidad a través de un rito, donde comparten nuez de cola, estimulante muy apreciado en Guinea y otros países africano, y donde los mayores del pueblo nos hacen parte del futuro de la comunidad. Quieren mejorar su educación, quieren futuro para sus hijos, y cuentan con nosotros para ello. Igualmente visitamos a las autoridades y también brazos abiertos para el futuro de FyA…

Vamos teniendo una claridad: la gran pertinencia de FyA en este contexto

y muchas preguntas: ¿cuál es el mejor proyecto para responder? ¿con qué capacidades contamos? ¿cómo acompañamos todo esto?… no tenemos respuestas cerradas, pero si el desarrollo de un discernimiento que poco a poco creemos que puede llegar a buenas respuestas para responder a este gran desafío. Escuchamos a Mateo, una sabiduría que se toca con las manos, de años de barro, de una entrega plena y absoluta por los pobres, de aprender de las aristas, de mirada desde todos los ángulos… y la fuerza de Etienne, que se ha recorrido cada uno de los pueblos, que se compromete con las comunidades, que levanta la esperanza, y de un Carlos Fritzen que mira profundamente y sueña con una FyA que va más allá, que marca camino hacia nuevas fronteras

Seguimos el camino, vuelta a Conakry, otros dos días de viaje y llegada a Sobanet, donde también la Compañía se ha instalado a través de una comunidad de jesuitas que desarrolla un interesante proyecto educativo. También potencialidad para FyA y además aquí contamos con más «mano de obra» y con unas infraestructuras que facilitan el camino. Se trata de la Maison des Enfants, antiguo orfanato heredado por la Provincia de África del Oeste y que ahora se ha transformado en un programa educativo desde la educación infantil a la secundaria, pasando por grandes retos de implicación de las comunidades. Nos piden FyA, modelo, metodología, pedagogía…

Vamos terminando el viaje, algunas reuniones para ir cerrando, para ir poniendo sobre el papel los siguientes pasos, los compromisos… Hay futuro, pero grandes desafíos y grandes preguntas… y a cada instante,  ¿y desde Entreculturas qué? ¿cómo conseguimos acompañar a FyA en estas fronteras? ¿tenemos capacidad para responder a estos retos? Y ahora toca responder, poner manos a la obra, y comprometernos con estas comunidades, con este África que sueña educación y esperanza de un gran futuro

 

 

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