Siempre se ha dicho que los proverbios son sabios y en kreyol (idioma haitiano), su utilización es constante. Éste en concreto es uno que en Fe y Alegría Haití se repite con frecuencia: «poquito a poquito, hace el pájaro su nido».
La situación en el país lleva (demasiado) tiempo siendo delicada. En el último año, parece que nos encontramos ante un pico de tensión que se ha traducido en protestas en julio, noviembre y las últimas, en febrero, que han dejado a la gente encerrada en sus casas durante prácticamente 10 días. Estamos (tristemente) acostumbradas/os a que las noticias que nos llegan de este pequeño país caribeño sean pocas y casi siempre negativas: desastres naturales, revueltas, violencia, corrupción… Muy poco sabemos de la gran resiliencia de su población, de su capacidad de superación, de su rica artesanía y mundo cultural, de sus increíbles paisajes, de la solidaridad de la gente.
A veces, es fácil dejarse llevar por las noticias que nos llegan, de centrarnos en las historias trágicas y no ver las luces que, por miles, aparecen en medio de todo esto. Una de estas, tuvimos la suerte de presenciarla como Entreculturas los últimos días de marzo.
Nos dirigimos hacia el sudeste del país, a Arreguy y La Montagne, para la inauguración de unas nuevas aulas para preescolar y secundaria en dos centros educativos. Estas dos localidades están situadas en zonas rurales muy aisladas.
De camino, paramos a visitar a tres familias que, en el marco del proyecto de recuperación después del Huracán Matthew en 2016, recibieron una casa. Con la solemnidad que caracteriza al pueblo haitiano, cada persona hace un discurso de agradecimiento. Entrecortadamente, un hombre explica que antes de esto, había vivido con su mujer y sus cinco hijos/as en las calles de Puerto Príncipe. La historia no sólo nos impacta por conocer la situación de calle sino por la peligrosidad que se vive en la capital, lo que hace mucho más vulnerable su realidad.

Al día siguiente, ayudamos a finalizar todo para la inauguración de las aulas en los dos centros educativos, que ofrecen acceso educativo a 647 niños, niñas y jóvenes de estas comunidades remotas. A las mismas, acuden el Embajador de España para Haití, personal de la OTC, representantes de las autoridades educativas de la zona, además de alumnado, profesorado y miembros de la comunidad de cada centro. Los respectivos discursos hablan de calidad educativa, de derecho a la educación, de un futuro mejor para los niños y niñas, de la importancia de seguir apostando y trabajando por esto.

Hay canciones, bailes y discursos por parte del alumnado que también hablan de la importancia de educarse, de formarse, de trabajar por sus comunidades, de soñar, de construir un país mejor.


Estas luces hacen que sigamos soñando con FyA en construir un sistema educativo de calidad fuerte para Haití. Trabajando juntas y juntos, piti piti zwazo fè nich li.
