Las mujeres, motor de cambio en la educación de la región de Guéra

En las zonas rurales de la región de Guéra (Chad) donde Fe y Alegría está presente desde 2007, el trabajo de las mujeres pasa inadvertido a pesar de que desempeñan un papel clave en procesos tan importantes como la educación de sus hijos e hijas y el desarrollo de la comunidad. Su compromiso y esfuerzo no suelen recibir el reconocimiento explícito que merecen.

Un ejemplo de este compromiso está en las escuelas de primaria y secundaria acompañadas por Fe y Alegría. Son escuelas gestionadas directamente por las asociaciones de padres y madres de estudiantes, que tienen la responsabilidad de realizar su mantenimiento, establecer el coste de la matrícula para cada estudiante o garantizar el pago de maestros y maestras.

Uno de los principales retos de las familias en este contexto es hacer frente al pago de las matrículas, que se utiliza principalmente para pagar el salario de los maestros y maestras. En el curso 2018-2019 se fijó en 20.000 Francos CFA -unos 30 Euros-, una cantidad demasiado elevada para muchas familias que se dedican a la agricultura de subsistencia (mijo, sorgo, cacahuete o sésamo), más aún si tenemos en cuenta que cada mujer en Chad tiene una media de 6 hijos/as.

Estas escuelas han encontrado un mecanismo para hacer frente a este desafío. En 2016 la comunidad de Tchélati cedió un huerto de 6 hectáreas a la asociación de madres de estudiantes del colegio de secundaria para que, a través del cultivo de sésamo, utilicen parte de los beneficios que consiguen con su venta en los mercados locales para cubrir las matrículas que las familias no pueden pagar y garantizar una educación de calidad para todos los niños y niñas de este centro educativo.

El cultivo de los huertos comunitarios tiene implicaciones positivas para las mujeres y para toda la aldea. Por una parte Fe y Alegría proporciona formación en técnicas de cultivo y recolección más eficientes; además las mujeres encuentran un espacio entre iguales en el que pueden expresarse libremente y en un entorno de confianza. Por último, esta actividad no es realizada sólo por las madres de alumnos y alumnas de esta escuela, sino que son prácticamente todas las mujeres de la comunidad quienes trabajan esta tierra (en el curso pasado 83 mujeres de la aldea de Tchélati participaron en el cultivo de los huertos comunitarios para garantizar la continuidad de la escuela).

La iniciativa de mujeres como las de Tchélati promueve el cambio social en las zonas rurales de la región de Guéra, donde una actividad aparentemente sencilla y banal como el trabajo en un huerto adquiere una dimensión mucho mayor: promueve el acceso a una educación de calidad para la población que de otra forma quedaría excluida y garantiza su continuidad educativa. Además fortalece el sentimiento de pertenencia al grupo, la cohesión de la comunidad y la confianza mutua porque un grupo trabaja para garantizar el bienestar del conjunto. Y el bienestar del conjunto implica el bienestar de las generaciones futuras.

Es en estas dinámicas donde Fe y Alegría multiplica su potencial y su capacidad de aportar valor añadido. Y es en lugares como Chad donde pequeñas acciones son auténticos catalizadores de cambio social.

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