MAESTRAS VALIENTES

“Ayer mataron a la madre de una alumna porque no había pagado a los extorsionadores” “Mira, ese chico con el celular está avisando que estamos entrando en la Colonia” “La mara 18 lo controla todo, nadie escapa” “unos 40 niños desertaron de la escuela el año pasado, algunos han huido y ahora no sabemos dónde están”

Nos vamos acercando a la Colonia de El Limonal en Ciudad de Guatemala y estás son las frases que vamos escuchando de parte del equipo de FyA. La mención a la violencia, a las maras, al narcotráfico, la corrupción y el crimen organizado es continua y llena nuestras conversaciones. Es la realidad que viven los países del llamado triángulo norte de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador, contextos en los que trabaja FyA y que con el tiempo ha ido orientando su intervención socioeducativa a ofrecer una educación de calidad que supere esta violencia y proponga alternativas pacíficas a sus alumnos y los miembros de sus comunidades. En definitiva, intentar garantizar el derecho a la educación como medio de transformar la realidad. Qué fácil es entender nuestra misión aquí, cuanto sentido.

Y vamos llegando a la escuela y nos atiende, digamos que se llama Vanessa (prefiero la prudencia y no mencionar su nombre real), maestra y Directora de la escuela que lleva un largo recorrido en FyA. Es acogedora y llena de ilusión nos cuenta sobre la escuela y todos los desafíos que tiene la escuela por delante. Sigue mencionando a las maras y la violencia, pero rápido su discurso gira hacia la mejora de la calidad educativa, sobre la necesidad de impulsar un huerto escolar y el aprendizaje del reciclaje, sobre cómo hacer acciones de prevención con las niñas… Ella normalmente da clase sólo en la mañana y es raro que esté en la escuela en el turno de tarde, así que cuando las niñas le ven se alegran y se acercan a saludar y le abrazan. Sonríen de manera auténtica y yo no dejo de pensar que quizás eso es lo más importante que está consiguiendo FyA en esta y otras muchas escuelas. No hacen falta muchas palabras y explicaciones, tan solo estas sonrisas, para entender que en esta escuela hay esperanza, hay posibilidad de un futuro mejor y la violencia queda al otro lado del muro.

Vanessa es una maestra valiente, como otras muchas maestras que me ido encontrando durante este viaje por Honduras y Guatemala. Tarda hora y media en moto, en el tráfico despiadado de Guatemala, en llegar a la escuela en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad. Recibe amenazas de manera continua, y aquí en una amenaza te juegas la vida. Trabaja con chicos con muchas dificultades: violencia familiar, embarazos prematuros, problemas de alimentación y acceso a agua, etc. Y ella continua hablando de todos los proyectos que tienen en mente, ahora nos cuenta que le gustaría habilitar un gran salón para hacer actividades lúdicas con los chicos. Continua hablando y está pendiente de algunas niñas que se le acercan, tiene tiempo para ellos, les trata con cariño y les orienta.

Vanessa es una maestra valiente y estoy seguro que ella y otras muchas maestras valientes como ella son el camino construir un futuro de paz para estas niñas y niños en Ciudad de Guatemala.

 

 

Dejar una contestacion