Masisi: magia y contrastes

Es casi la hora de comer cuando llegamos a Masisi, un pueblito perdido entre las montañas no muy lejos de Goma, centro logístico de ONGs, organizaciones internacionales, empresas y negocios muy rentables de sospechosa naturaleza. Estamos en DRC en la región fronteriza de Nord Kivu, una de las zonas más golpeadas por la guerra y las guerrillas. Aquí viven aproximadamente un millón y medio de personas en situación de emergencia humanitaria y casi novecientos mil desplazadas.

Barbara y yo llevamos ya un rato callados admirando el verde apabullante de este extraordinario paisaje, cuando de repente nuestro coche cruza la calle principal del pueblo. Estamos rodeados de un montón de gente que va y viene entre un puñado de tienditas destartaladas de mil colores. Rápidamente salimos del bullicio y pocos segundos después el conductor aparca en una explanada con una vista espectacular sobre el valle. Allí se encuentran la parroquia, la cancha de Basket y la base de JRS.

Por este paradero ya han pasado caras conocidas. Isa, Ali, Pablo, Ernesto, Fr. Toni, Octavio, Bea, Mariana, Elisa… personas muy queridas que por aquí han dejado huella. De algunas de ellas hay fotos colgadas en la casa, a otras le han dedicado el nombre de unas aulas, también nos cuentan anécdotas sobre las últimas que han estado por aquí… una sensación curiosa de estar tan lejos de casa, pero sentirnos en un ambiente familiar, cercano.

Seguimos contemplando la belleza que nos rodea y en seguida nos damos cuenta que se trata de un lugar especial. Una sensación sutil y fugaz de felicidad nos atraviesa, pero por pudor tratamos de contenerla… Victor, el director del proyecto, nos cuenta que solo hace una semana en la ladera de enfrente los militares y un grupo armado estaban liándose a tiros.

Inevitablemente nos preguntamos ¿Cómo puede ser que, en un entorno tan espectacular, tan aparentemente tranquilo, pueda darse semejante violencia, crueldad y sufrimiento? ¿Cómo puede ser que en un lugar tan rico (los mayores yacimientos del coltán del mundo están por estas montañas, y un poco más allá minas de oro, diamantes, y otros metales preciosos…) la mayoría de la gente viva en condiciones tan miserables, tan inhumanas? Preguntas un tanto naif las nuestras, sin duda. Pero cuyas respuestas aparentemente fáciles, obvias racionalmente hablando, no son suficientes, no nos valen, no nos quitan el nudo del estómago. Nadie sabe exactamente cuántas milicias se mueven en los alrededores de Masisi, quince, quizás veinte…

Las palabras de Victor nos devuelven a Kalinga, un campo donde viven unas 2.000 personas desplazada en el que paramos hace un rato. Unas cuantas cabañas de barro y arbustos, unas lonas de plástico y poco más… una comunidad que hace ya 7 años lo perdió todo. Aquí se refugiaron por el miedo, aquí se escondieron para huir de la violencia,  aquí luchan cada día para sobrevivir. En este lugar, a primera vista tan maravilloso, la mayoría de las organizaciones humanitaria ni se atreven a acercarse, las autoridades públicas aquí ni se asoman. Pero aquí está JRS, aquí es donde JRS marca la diferencia.

En este lugar, nada más bajar del coche una nube de niñas y niños nos acorrala corriendo, saltando, riendo, gritando, tocándonos el pelo…nos agarran de las manos y nos escoltan por unos caminitos de tierra hacia la escuela. Allí nos espera un grupo de alumnos y alumnas de secundaria que con el apoyo de JRS están preparando los exámenes de fin de curso. La alegría, la curiosidad, la vitalidad con la que nos acogen es difícil de creer, es difícil de explicar. Tampoco hace falta probablemente. Se trata simplemente de apreciarla, de agradecerla y dejarse contagiar por ella. Esta también es la magia de Masisi de la que tanto nos han hablado nuestras amigas y nuestros amigos.

Es en este lugar, y en muchos sitios parecidos a este, que gracias a la labor de JRS centenares de niños, niñas y jóvenes desplazados pueden ir a la escuela, pueden estar protegidos, sentirse seguros,  volver a jugar, aprender, querer y sentirse queridos…aquí es donde el acompañamiento de JRS se llena de significado..

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