Como ya viene siendo habitual, en la primera semana de julio, concretamente del 3 al 7 hemos estado haciendo la experiencia de Ejercicios Espirituales un grupo de Entreculturas y personas de otras Instituciones.
Begoña Díaz y María Luisa Berzosa han sido nuestras acompañantes y ellas dan testimonio de que las personas llegábamos con muchas ganas y necesidad de parar y escuchar-nos para buscar y hallar a Dios en ese lugar que tanto favorece la interioridad.
Días de sentir y gustar, de saborear, de des-conectar para conectar con nuestro corazón, para tomarnos el pulso y reordenar nuestra vida según los valores del evangelio, a la luz de la misma experiencia que Ignacio de Loyola nos dejó como herencia y que estamos felices de poder replicarla hoy y aquí, en el momento histórico que nos toca vivir.
Cada día teníamos tiempo amplio de oración personal, también momentos de compartir desde dentro, gimnasia, relajación… y el último día celebramos la eucaristía de envío, acompañados por Dani Villanueva SJ, quien nos impulsó a seguir este camino de la espiritualidad que tiene su momento fuerte en estos días de Ejercicios Espirituales.
Os dejamos algunos testimonios que nos han regalado nuestras compañeras:
En este espacio me he sentido muy amada por Dios, he reconocido su presencia en toda mi historia y que me ha conducido con amor a llevar a cabo la Misión que me encomendó. Sé que Él quiere vernos felices y ahora me queda seguir escuchando y haciendo su voluntad para que continúe obrando en mi, además de caminar junto a María porque es un ejemplo de hacer la voluntad de Dios. Gracias a Dios he tenido la oportunidad de ser parte de Entreculturas y vivir esta maravillosa experiencia de encuentro con Él, me siento inmensamente agradecida.
Alicia Ortiz – Entreculturas
En un silencio ensordecedor Dios me ha rescatado y, de nuevo, me ha puesto en camino.
Cuando llegué venía cargada de estrés y cansancio; el horizonte se desdibujaba y sentía que las fuerzas desaparecían. De pronto, me encontré conmigo para descubrir a Dios y sentir que Él sabe mi historia y mis limitaciones. Me ha llamado por mi nombre y me ha invitado a seguirle, diciéndome que hay mucho por hacer. Me ha dado autoridad y me certifica como sanadora del alma para transformar el mundo. No es nuestra obra, nosotros solo somos transmisores y, como creyentes, tenemos una Misión, un objetivo: ser sal y luz.
Ahora estoy de vuelta a mi casa y a mi vida. Dios está aquí como la sombra que me acompaña. Lo encuentro en las personas que me rodean y en las pequeñas cosas de cada día. Agradezco a las personas que fueron compañeros en la búsqueda y sobre todo a María Luisa Berzosa y a Begoña por ser los faros que nos fueron marcando el itinerario.
Maite Manzano – Profesora – Hijas de Jesús – Salamanca
Mi experiencia de los EE.EE ha sido un regalo de Dios. He descansado físicamente y eso me ha permitido reconocer que todo es gracia de Dios en mi vida. Volviendo de nuevo a casa las cosas no cambian, todo sigue su curso normal, pero mi corazón sí ha cambiado; Dios me ha regalado tanto que solamente puedo decir: Mil gracias.
Marta Sánchez – CVX – Madrid